2. Manifiesto de la MISIÓN PATRIA GRANDE

 

La MPG nació para librar la “madre de todas las batallas”, terrena y celeste al mismo tiempo. Se trata de cristalizar un proyecto nacional y continental autónomo, que permita alcanzar la grandeza nacional y la felicidad del Pueblo.

Hoy el poder mundial se redefine y hay que volver a pensar la Patria. Muchas cosas cambiaron y la historia no se repite. Sin recetas, hay que hacer camino y construir algo sustancialmente nuevo. El futuro es tan grande como sea nuestra voluntad y nuestra capacidad de desarrollar una cosmovisión política apta para alcanzarlo.

Los cambios en el mundo y el país parieron una realidad mucho más compleja. Para enfrentarla, hay que conformar una organización con principios y objetivos irrenunciables. Para eso se fundó la MPG. Son sus principios el amor a la Patria, el celo por la Justicia, y la exigencia de que sus miembros sean sensibles a las necesidades de sus hermanos, a todo dolor y a toda injusticia. Sus vínculos se establecen de “corazón a corazón”.

Son sus objetivos la unión de Suramérica, la Patria socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana y la democracia cierta, expresión contemporánea de la Comunidad Organizada, el punto más alto de la conciencia política del pueblo argentino.

El contexto

Sin Movimiento Nacional (MN) no hay realización nacional. Hoy el MN no tiene carnadura política, huérfano de conducción y sin un proyecto político convocante. Mientras los cuadros que permanecen fieles están dispersos.

Muerto Perón la alianza del imperialismo y la oligarquía, el establishment local, profundizó su política sistemática para destruir al MN, que había comenzado años antes, cuando el Peronismo se convirtió en la única y amenazante alternativa de poder. Buscando dividir al MN impulsó el caos y el enfrentamiento en su seno alentando provocaciones por fuera y por dentro. Sin Perón, esa política se agudizó, generando una espiral de desquicio que llevó a que la Argentina fuera ingobernable y al golpe de Estado, y, con él, a la represión feroz a las organizaciones y a los cuadros más lúcidos del MN. Sin esas organizaciones y esos cuadros, el MN perdió toda capacidad de adaptarse al nuevo escenario interno e internacional.

Un poco de historia

Los sucesos posteriores al golpe del 55 le hicieron entender al establishment que no podía vencer al Peronismo en una lucha frontal. Por ello durante los 60 pasó del enfrentamiento sin cuartel a la cooptación de los sectores proclives a “la transa”.

Como sólo tenía sentido cooptar con negociados y espacios de poder a quienes ya ocupaban un lugar dentro de las reglas de juego toleradas por el establishment, y además tuvieran algún tipo de ascendente popular, el blanco principal fue el sindicalismo, y luego algunos sectores políticos.

En los 70 el establishment operó dentro del MN sobre la base de ambos sectores, enfrentando a quienes sostenían el proyecto de Perón. Enfrentamiento alimentado por el aventurerismo militarista de los sectores medios radicalizados incorporados al MN (donde en las acciones más espectaculares y trascendentes también se adivina la mano del establishment).

Una vez que el MN, ya en el gobierno, quedó irremediablemente dividido, ferozmente enfrentado y totalmente debilitado, el establishment, aventados los temores que lo acosaron desde el 55, instaló la dictadura valiéndose de las FFAA. Con el poder absoluto en sus manos se puso a redefinir el país en función de sus intereses. Pero las contradicciones del andamiaje político que había construido con los militares, cuyo punto culminante fue Malvinas, le impidieron completar el proceso.

Luego de una retirada táctica, en 1983, volvió a fomentar el caos, ahora económico y financiero, sobre la base de la crítica situación económica y social que había creado y de la incapacidad de la democracia liberal para abjurarla. Así retomó el centro de la escena e impuso su proyecto, utilizando otra vez a los sectores retrógrados y corruptos del Peronismo. No para vencer a un MN ya domesticado, sino para someter a la Argentina, quitándole toda posibilidad de desarrollar sus potencialidades.

En los 90 se reveló el grado de destrucción del MN y su divorcio de las tres banderas y de las veinte verdades. Lo que se hizo fue la negación del ideario de Perón, con el aval de la mayoría de las estructuras políticas y sindicales peronistas, a las que se sumó una caterva de gorilas juramentados, oportunistas inescrupulosos  en busca de un espacio de poder,.

Así sucumbió la fuerza política que encarnó al MN desde 1945 y que una vez permitió alcanzar “la felicidad del Pueblo y la grandeza de la Nación”. Negando la fe política que profesó, el PJ, en pos de los intereses del establishment, puso a la Patria de rodillas y le hipotecó el futuro a cambio de “treinta dineros”.

Hoy el Peronismo como encarnación del MN no existe. Lo que queda es el esperpento del aparato del PJ, vacío de Pueblo y de peronismo.

 

 

De aquí en más

No es la primera vez que nos sucede algo así. Desde quienes en los orígenes traicionaron a la Revolución y a los padres fundadores de la Patria, pasando por los que cambiaron de bando en Caseros y los radicales alvearistas, un rosario de traiciones conduce a donde estamos. Pero siempre hubo quienes sostuvieron las banderas y continuaron la lucha, como lo hizo FORJA en la Década Infame (al radicalismo después del 30 le sucedió algo parecido a lo del peronismo posterior al 74).

Hoy, que el mundo y su estructura de poder se están redefiniendo, la tarea de todo patriota genuino es trabajar para refundar el MN. La historia no se repite. Por eso hay que construir sobre nuevos fundamentos, utilizando “lo que hay”.

Para ello se ha fundado Misión Patria Grande.

Qué y cómo es la MPG

El proyecto político de la MPG continúa al de los padres fundadores de la Patria. Para ello se propone trabajar en pos de la reencarnación del MN, retomando su núcleo básico de ideas.

Como el MN se recompone en el territorio y no en la superestructura política, para la MPG la militancia y el trabajo territorial son fundamentales. Se trata de transformar la masa en Pueblo y el Pueblo en Nación para ser lo que una vez fuimos: un Pueblo feliz en una Nación grande. Esto es la negación del clientelismo político y de la “fábrica de pobres”.

En la etapa, lo central es recuperar la dignidad de los hermanos que han sido marginados por las políticas antinacionales y antipopulares, sobre la base de la justicia y no de la asistencia. Se trata de organizarlos, ponerlos de pie y convertirlos en Pueblo. Creando lazos, no de simple solidaridad, sino de verdadero compañerismo entre los excluidos y los incluidos.

El trabajo territorial debe aunar bajo una misma concepción política, la del MN, a los trabajadores con los cadenciados, a los jóvenes con los veteranos y a los argentinos con los hermanos suramericanos que recalan aquí buscando un pedazo de pan, una esperanza y un futuro para sus hijos al abrigo de la celeste y blanca. Sería hipócrita hablar de la unidad de la América del Sur sin tener un compañerismo activo con ellos.

La organización política territorial es preparatoria de la madre de todas las batallas, celeste y terrena al mismo tiempo, para que el pueblo vuelva a ser Pueblo en una Nación políticamente estructurada como Comunidad Organizada.

Su correlato es la conformación de equipos que diseñen las políticas capaces de plasmar la Comunidad Organizada y las herramientas económicas y sociales que puedan concretar la felicidad del Pueblo y la grandeza de la Nación.

En consecuencia, la MPG se estructura sobre tres áreas de tareas: 1) organización popular; 2) ideológico-política; y 3) acción desde el Estado. La primera pertenece al ámbito territorial. Se trata del nucleamiento y la organización de los sectores populares. La segunda es la de generación de pensamiento político y técnico político para cada área del Estado y para la consecuente formación de cuadros (que, de manera ineludible, incluye la acción), planteándose para sí desarrollar capacidades para hacerse cargo de lo que la historia decida: un órgano del Estado, una provincia, un municipio o el país mismo.. La tercera apunta a la inserción de sus miembros en puestos políticos –electivos o no– para llevar adelante las políticas de la MPG y contribuir a transformar la masa en Pueblo.

Punto de partida

La MPG plantea una política sostenida de difusión y de captación de cuadros (primero convencer, y luego reclutar), según el caso y las necesidades, además de los que forma en la acción. Con esa fuerza y la confluencia con núcleos y organizaciones hermanas, ha de impulsar la conformación de una corriente.

Las bases conceptuales de la MPG son las siguientes:

  1. En esta etapa del capitalismo mundial, las disputas por los recursos y la concentración del capital condiciona la soberanía de nuestros Estados.
  2. En ese marco, más que nunca los intereses nacionales genuinos están indisolublemente ligados a los intereses populares.
  3. Pero hoy la Argentina no cuenta con elites políticas ni sociales (la legendaria burguesía nacional) que comulguen con ellos. Quedando a merced de las políticas de las grandes potencias y de los capitales transnacionales.
  4. Por eso la política está fuera de escena y los gobernantes terminan como cómplices o socios del gran capital (la “carrera” política hoy es fuente de ascenso social y de enriquecimiento).
  5. La defensa y promoción de los intereses nacionales requiere un Estado realmente soberano (política y económicamente poderoso) que condicione al capital concentrado.
  6. No hay interés nacional ajeno al interés popular, ni soberanía sin gobierno democrático del Estado. La democracia liberal coadyuva al sometimiento. Se necesita fundar una democracia cierta, en la que el pueblo gobierne.

 

Nuevo escenario

La situación actual presenta una novedad que modifica lo que fuera uno de los ejes fundamentales de la política revolucionaria.

Producto de sus cambios, la Argentina perdió las grandes concentraciones fabriles. Allí los trabajadores hacían su propia experiencia, con la lucha sindical, que se prolongaba en lucha política y se irradiaba a todo el Pueblo. También se perdieron esos sindicatos. Los de hoy no son medios de organización y de creación de conciencia.

La clase trabajadora industrial argentina perdió su papel histórico, y el sitial que antes ocupara la Unión Obrera Metalúrgica hoy lo ocupan los Camioneros (antes, incluso, los gremios fuertes del transporte de cargas eran los ferroviarios).

Pero las consecuencias políticas de la destrucción de aquella Argentina fueron más allá, y no sólo desnaturalizaron a la “columna vertebral” sino al MN mismo.

En los últimos años surgieron otros actores, provenientes de los sectores medios. De allí eran tanto los protagonistas mayoritarios del 19 y 20 de diciembre de 2001 como los del conflicto agrario de 2008. También la mayoría de los cuadros de las organizaciones que pretenden encauzar a los marginados.

Fuera del trabajo también se dificulta y complejiza la construcción política revolucionaria. Hoy hay instrumentos de evasión de la realidad, en la televisión y en Internet, para que todos, aún los trabajadores, permanezcan pasivos ante las problemáticas que sufren. Las vivencias dejaron paso a las representaciones y las relaciones sociales son mediatizadas por imágenes intencionadas.

Es la síntesis de los intereses de los grandes medios y la ideología dominante. Lucran con el “circo” y muestran los problemas sociales como algo ajeno. Ante la pantalla no hay vínculos, sólo individuos aislados y sometidos.

Este “opio” y la instrumentación de la vida humana en el trabajo atentan contra la conciencia de quienes deben conformar las fuerzas sociales transformadoras. No hay nada más humano que el deseo de apropiarse del mundo y transformarlo. Pero sin comunidad, es imposible.

La misión de la Misión

A la clase política sólo le interesa el poder y el lucro, Para dominar instala antinomias y discusiones falsas sobre cuestiones accesorias, diluyendo la lucha política real.

Es en ese marco la MPG hace su convocatoria. La construcción política que plantea, sin “chequera” y basada en una voluntad manifiesta de lograr “la felicidad del Pueblo y la grandeza de la Nación”, requiere un discurso diferenciado y una acción consecuente. Para ello ha de plantear las verdaderas discusiones, que son las que se corresponden con el interés nacional y popular.

Su estrategia política da cuenta de dos cuestiones concatenadas: las relaciones de poder mundiales y el programa que se propone llevar adelante.

En el escenario mundial, el del capitalismo planetario, hay diversos Estados y distintos referenciado con ellos. No hay “un” interés del poder mundial. Tanto los actores como los Estados tienen distintos intereses y distinto poder relativo. Cada Estado central tiene su propia geopolítica. A veces las geopolíticas centrales coinciden y a veces no, como en la invasión a Iraq.

La ideología hegemónica es clave en la conformación de las relaciones de poder mundial actuales, que se establecen sobre tres coerciones: la física directa, la económica y la ideológica (en la que las elites centrales someten a las periféricas haciéndolas adherir a sus propios objetivos). Pero hay elites periféricas con voluntad política y proyectos autónomos, como en el Brasil. El sometimiento está en la mentalidad cipaya de las elites locales.

El proyecto político autónomo argentino debe ser continental. Nuestro futuro es tan grande como nuestra voluntad y nuestra capacidad para desarrollar una cosmovisión política que desenmascare a la ideología dominante y permita lograr lo que anhelamos. La tarea fundamental de la MPG es aportar a la producción de ese nuevo pensamiento y a ponerlo en acto creando la organización y los cuadros que lo permitan, confluyendo con organizaciones hermanas del país y de Suramérica.

Una política, un programa

La esencia de la política es transformar la situación nacional y social. La política permite la irrupción de lo nuevo, por encima de las estructuras, las relaciones y los “saberes” conocidos. Lo otro es sólo gestión del status quo.

La cultura “global” instaló una noción de libertad radicalmente egoísta negadora de la política. Todo en ella, incluyendo lo que entiende por “política”, es frívolo y banal. Su visión del mundo, de la historia y de las relaciones humanas es individualista y competitiva, sin lugar para la fraternidad ni para el destino común. Como si no incumbiera a la política construir un mundo que merezca ser vivido.
Pero la política y con ella la marcha de la historia, no son un puro azar ni un residuo de la economía, sino recepción y creación de sentido. Sujetas a la inteligencia y la voluntad, las ocasiones históricas pueden aprovecharse o no, y muchas veces lo que parece un devenir fatal puede cambiar con un juicio certero y una acción astuta y oportuna.
Por eso la causa popular aquí y ahora requiere acciones que pongan a los argentinos de pie, saquen al país de la postración y recuperen la soberanía nacional y la justicia social, en el camino de la Patria Grande.
Para ello planteamos que:

1)     Los pueblos no necesitan tutelas para construir su destino. Para eso está la política, que debe ser una actividad moral y ética. El fundamento de la acción política es lograr la grandeza de la Nación y la felicidad del Pueblo, lo que sólo es posible si hay armonía entre gobernantes y gobernados.

Un pueblo es nación cuando adquiere una conciencia cultural y por lo tanto política, que alumbra una forma de organización y de gobierno propia. Se debe gobernar para realizar la justicia social.

Si el pueblo no es feliz, la sociedad no es justa. Y no hay felicidad sin dignidad. Toda indignidad es injusta Por eso no hay derechos “humanos”, sino derechos políticos y sociales que responden a una divisoria de aguas: “donde hay una necesidad, nace un derecho”.

2)     Tampoco hay felicidad sin comunidad, ni grandeza sin una organización que permita lograrla, la que sólo puede ser comunitaria. No hay otra democracia más que la participación popular. Por eso hablamos de democracia cierta, en contraposición a la formal, que hoy sufrimos.

En lugar del ciudadano abstracto liberal, igual ante la ley pero librado a su suerte en medio de la competencia salvaje, proponemos uno concreto, con derechos políticos, económicos y sociales concretos; cuya contraparte es un Estado promotor y garante de esos derechos.

1)     Sin política genuina, el cosmos social queda sujeto a la economía, e irrumpe salvaje la ley del más fuerte. Hoy las relaciones sociales, la política y la cultura misma son presas de la lógica del mercado.

3) Hay que salir rápidamente de allí y del saqueo trasnacional y la indignidad social a que nos condena. Para ello se necesita una democracia cierta, donde el Estado sirva a la Nación. En lo económico, hay que construir un modelo integrador, que modernice y reindustrialice al país, libere sus potencialidades científicas y tecnológicas, ajustándolas a una verdadera política ambiental, y asegure dignidad, bienestar y justicia para todos. Hay que refundar un pensamiento económico ya no político, sino geopolítico.

No hay realización personal fraterna sin grandeza nacional, que no es sólo tarea de los argentinos, sino del conjunto de naciones y pueblos hermanos. Vivimos en un mundo con poderes que acechan, dispuestos a violar las soberanías y a matar sin freno si sus intereses se lo reclaman

La grandeza nacional no es la de los poderosos. Porque la grandeza bien entendida no es egoísta. Queremos una grandeza solidaria, para nosotros y nuestros hermanos. No hay grandeza de la Nación sin felicidad del Pueblo.

Por ello proponemos crear un gran espacio suramericano, sin el cual no tenemos destino. Se trata de la Patria Grande: una gran nación federal que nos cobije a todos, que es un legado, una enseñanza y una misión heredada de nuestros padres fundadores.

Por ello planteamos unas cuestiones programáticas nacionales y otras continentales, respondiendo a dos criterios concurrentes: “Argentina para los argentinos” y “Suramérica para los suramericanos”.

 5)   En lo continental, proponemos construir una Confederación Sudamericana que disponga, entre otras cosas, de un dispositivo de defensa, una moneda y un banco central común, y de políticas comunes de gestión y explotación de los recursos naturales, así como de generación y uso de la energía, las comunicaciones y los transportes

Como afirmación y garantía de su soberanía, la Confederación debe garantizar la defensa de su territorio y de sus recursos, y el desarrollo de proyectos científico-tecnológicos comunes de todo tipo, incluyendo los de defensa. Nunca se debe perder de vista que los EEUU y el Reino Unido, potencias agresivas aliadas entre sí, tienen bases militares que acechan al territorio de la América del Sur desde Colombia, las Malvinas y las islas ocupadas del Atlántico Sur, así como a los pasos interoceánicos (el canal de Panamá, el estrecho de Magallanes y el pasaje de Drake). Desde Malvinas también acechan la Antártida.

6)     En lo nacional proponemos redefinir la naturaleza del Estado, cristalizando la Comunidad Organizada, y un modelo de desarrollo conducente a la grandeza de la Nación. Se trata de la democracia cierta, encarnada en instrumentos de decisión y de control político y económico popular directo, para “que el Gobierno haga lo que el Pueblo quiere”. El destino colectivo se decidirá en los ámbitos institucionales populares, con la participación de todos.

También se ha de redefinir el aparato del Estado, para que se convierta en un dispositivo de gestión eficaz, eficiente, y, sobre todo, transparente.

Esto indefectiblemente incluye la planificación estratégica del desarrollo, con planes ejecutados de manera democrática teniendo en cuenta que el desarrollo y la defensa nacional son complementarios e inescindibles.

Entre las medidas particulares de desarrollo, planteamos:

a) Redefinir el aparato del Estado, introduciendo, entre otras cosas, una carrera pública basada en el mérito.

b) Una política consecuente de fomento de la investigación científica y tecnológica, utilizando todas las instituciones del sistema científico-tecnológico y el poder de compra del Estado.

c) Una política consecuente de producción de bienes y servicios con valor agregado científico y tecnológico, sobre la base de las entidades existentes (CONEA, CONAE, INVAP, etc.) y la promoción de nuevas, incluyendo la recuperación de la capacidad de producción aeronáutica y aeroespacial, y el fomento de la industria naval, civil y militar, en ambos casos.

d) Re-estatización de las empresas estratégicas.

e) Desarrollo de una red de transporte que conecte a todo el país, articulada en torno del transporte ferroviario. También se ha de dinamizar y potenciar el transporte fluvial.

f) Defensa irrestricta de la producción nacional, con límites a la participación del capital extranjero. Las empresas extranjeras que operen en el país deberán hacerlo asociadas con empresas nacionales, en condiciones que garanticen la transferencia de tecnología.

g) Incubación de nuevas producciones que tengan interés para el país, mediante políticas de financiamiento y de protección.

h) Creación de un sistema de financiamiento del desarrollo sobre la base de la banca pública, articulado por un banco nacional de desarrollo que lidere el financiamiento de las acciones de los planes de desarrollo. Cada banco intervendrá de acuerdo con sus propias características.

i) Protección del espacio económico nacional de los vaivenes y los ataques especulativos del capital financiero, mediante límites y condiciones para su ingreso y egreso.

j) Las entidades del sistema financiero no podrán financiar a empresas extranjeras, excepto en lo que estén asociadas con empresas nacionales.

k) El Banco Central le exigirá a los bancos una cartera mínima de financiamiento de proyectos de inversión y de otros financiamientos a la producción. La prioridad debe ser el desarrollo.

l) Formulación de un sistema tributario que fundamentalmente grave las rentas, tanto las que surgen de la explotación del suelo, del subsuelo y de las aguas territoriales, como la financiera, y a la propiedad ociosa. Deben pagar más quienes ganan más y quienes tienen más.

m) Explotación exclusiva de los recursos de la plataforma marítima nacional, incluyendo la que circunda a las Malvinas y a las demás islas argentinas del Atlántico Sur. Reserva de derechos en la Antártida.

p) Explotación exclusiva de los recursos del subsuelo en todo el territorio nacional.

p) Formulación de planes sectoriales y regionales de desarrollo.

q) Ocupación efectiva del territorio nacional, fomentando actividades económicas que permitan la radicación de población en los espacios con baja densidad demográfica.

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